Ayúdame, Señor, a remar hacia las profundidades de las aguas de la fe
A lanzar, aunque me parezca inútil, las redes de la esperanza
y a esperar, aunque me desespere, en lo que hago por tu nombre.
Ayúdame a confiar más en tu Palabra
A fiarme de tus indicaciones
A orientarme, sin miedo alguno, en la dirección que me marcas
Ayúdame a sentirme aquello que soy: pecador
A ser consciente de lo pequeño que soy
A ofrecerte lo poco que tengo
Y a darme con lo mucho que Tú me regalas.
Ayúdame a no cansarme cuando no hay resultados inmediatos
A no desanimarme cuando surgen dificultades
A no dejar de pescar, en mares que me parecen indiferentes a ti.
Ayúdame a considerarme indigno de ser tu pescador
Y a sentirme orgulloso de tener a mi lado a Alguien tan excepcional como Tú
Ayúdame a considerarme limitado ante tan gran tarea de ser pescador de hombres.